Los aromas, el olfato y el marketing - Claudia Patricia Grisales

 


Los aromas, el olfato y el marketing

Los aromas son testigos silenciosos de nuestro pasado, anclados en nuestras emociones y sentimientos a lo largo de toda la vida. Un ejemplo impactante de esta duradera presencia de los aromas en la historia se encuentra en el descubrimiento de la tumba de Tutankamón en 1922. Este joven faraón, que vivió hace 1300 años antes de Cristo, descansaba en su sarcófago junto a flores secas, que conservaban su forma y algunos destellos de sus colores originales. Lo más sorprendente fue la presencia de sustancias aromáticas utilizadas para preservar su cuerpo, como el ungüento sagrado y el incienso, que seguían deleitando las narices, demostrando que un aroma tiene un poderoso y duradero anclaje en la memoria.

Como menciona Bonadeo en su libro "El Odotipo", cuando el ser humano descubrió los aromas, su primer instinto fue ofrecerlos a los dioses. Se creía que las nubes de incienso eran el vehículo más veloz para llevar sus deseos al cielo.

"Cada día respiramos unas 23.040 veces y movemos 133 metros cúbicos de aire”. Ackerman

El olfato es un sentido intrigante que nos permite percibir y experimentar el mundo a través de las moléculas que flotan en el aire. Los olores, en su esencia, son compuestos químicos orgánicos volátiles. Para que podamos olerlos, estas moléculas deben encontrarse en su fase gaseosa, lo que les permite llegar a nuestra nariz y ser percibidas por nuestros receptores olfativos. Sin embargo, hay un detalle importante que influye en esta dinámica. Las moléculas aromáticas deben ser de bajo peso molecular para atravesar las membranas de las células epiteliales en el interior de la nariz. Solo de esta manera pueden llegar a los receptores olfatorios y desencadenar la señal que llega al cerebro. Esta característica es fundamental para que un aroma sea percibido y tenga un impacto en nuestras emociones.

 

Zygmunt Bauman afirmaba que "Los olores no responden límites, ni temen a guardia fronteriza.”

 

Los aromas se han utilizado como elementos comunicadores y, en la actualidad, se emplean estratégicamente para respaldar la identidad y el concepto de las marcas. Como resultado de esta práctica, se obtiene un mayor posicionamiento y, en última instancia, un incremento en las ventas.

El marketing olfativo es una estrategia que utiliza el sentido del olfato como un canal sensorial. Esta estrategia implica el desarrollo y creación de sustancias odoríferas que aporten valor a la marca. En esencia, el marketing olfativo utiliza aromas específicos vinculados a una empresa, marca, producto o servicio con el propósito de evocar emociones y sentimientos en todos sus públicos, ya sean clientes, empleados, proveedores o la sociedad en general. El objetivo principal es influir positivamente en su comportamiento, logrando así un mayor reconocimiento y posicionamiento en la mente del mercado objetivo.

En el ámbito del marketing olfativo, los beneficios que se derivan de la aplicación de aromas como estrategia sensorial son diversos y significativos. Estos beneficios no solo inciden en la relación de los consumidores con una marca, sino que también tienen un impacto positivo en los resultados de las empresas.

Aumento de la Permanencia en el Establecimiento: Los clientes tienden a permanecer más tiempo en un establecimiento cuando este ofrece un agradable ambiente aromatizado. Esta atracción hacia el espacio contribuye a una experiencia más placentera y duradera y que estén en contacto con más productos de la marca.

Influencia en la Decisión de Compra: Los aromas tienen un poderoso efecto en la percepción de los productos por parte de los consumidores. Los olores pueden influir en su decisión de compra, lo que impacta directamente en los resultados y ventas de las empresas.

Posicionamiento de Marca: Los aromas únicos pueden crear una fuerte asociación entre un establecimiento o producto y el aroma en particular. Los consumidores recordarán y relacionarán la marca con ese aroma, lo que fomenta la fidelidad a largo plazo.

Creación de Recuerdos Duraderos: Los olores tienen la capacidad de generar recuerdos más duraderos que otros sentidos. Esto significa que una estrategia de marketing olfativo puede construir una relación más sólida entre la marca y el consumidor.

Alteración de la Percepción de Valor: La atmósfera aromatizada puede alterar la percepción del valor añadido de los productos. Los consumidores pueden percibir los productos como más valiosos cuando se asocian con aromas agradables.

Incremento del Tráfico y Ventas: Una campaña de marketing con aromas puede atraer un mayor tráfico a las tiendas y, como resultado, incrementar las ventas de manera significativa.

Estos beneficios destacan la influencia poderosa del marketing olfativo en la percepción de los consumidores y su comportamiento de compra, así como su impacto en la productividad y el posicionamiento de las empresas.

El sentido del olfato permite comunicar por medio de señales químicas producidas estratégicamente en el ambiente comercial. - Alzate

 

 

 

 

 


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